martes, 9 de abril de 2013

El crecimiento de la producción agrícola que vivió el país entre 1935 y 1965 logró superar el crecimiento de la población. Esto le permitió a México alcanzar la autosuficiencia alimentaria.
Hoy la realidad es otra…el campo no es productivo, no es rentable, salvo el caso de las grandes empresas agroindustriales por lo general ligadas a corporaciones internacionales. La crisis del sector agropecuario amenaza con desbordarse y llegar a conflictos sociales de gran envergadura y con altos riesgos para la estabilidad de México.
 El campo dejó de ser productivo a causa del paternalismo  gubernamental que de la mano de la corrupción  e inoperancia burocrática y la incapacidad técnica para dar respuestas efectivas a las verdaderas necesidades de los campesinos y agricultores en lo relacionado a investigación, educación, asistencia, capacitación, comercialización; aunado todo esto a la politización de las organizaciones de productores, genero la  ilusión de la modernización de la agricultura, bajo los argumentos de más insumos, precios de garantías fuera de la realidad y más producción aunque solo fuera en las estadísticas, lo que llevo al estado de pobreza y miseria en que se debaten ahora al menos 30 millones de mexicanos que sobreviven en las zonas rurales de nuestro país.
El paternalismo se manifiesta en que la gente se acostumbró a recibir a manos llenas, de manera fácil, y por lo tanto no cuidaron nada.  Se politizó al campo de forma irresponsable, no para producir, sino para corromper a los lideres de las organizaciones campesinas y enriquecer a los funcionarios bancarios y de aseguradoras que interactuaban en el sector agropecuario, generándose una subcultura de la improductividad y la corrupción que incluso a sido heredada a los jóvenes, quienes hoy tienen como únicas opciones emigrar o emplearse en actividades ajenas al campo.
Lo grave es que hasta hoy no se ve como pueda revertir todo esto. El caso de Tabasco es un ejemplo de cómo a los gobiernos estatales no les importa reactivar y apoyar el campo y prefieren dar prioridad a otros rubros que de por si no son productivos… durante el 2009 no se ejerció el presupuesto destinado al agro tabasqueño de más de 400 millones de pesos, por el hecho de que el Ejecutivo Estatal no aporto lo que le correspondía dentro del convenio signado con la SAGARPA a inicios de año. Esto derivo en que se tuvieron que regresar  los casi 300 millones de pesos que se habían destinado al campo tabasqueño para financiamiento de proyectos productivos y el desarrollo rural, por parte de la Federación.
El reflejo de la grave crisis del modelo económico y de producción agrícola del país y de la vulnerabilidad de depender en gran medida de las importaciones de alimentos y granos básicos, se manifiesta en que desde hace más de tres décadas ya no somos capaces de satisfacer el abasto de los tres principales productos que componen la base de la pirámide alimenticia mexicana: maíz, trigo y arroz.
Hoy tenemos que importar, para satisfacer el consumo nacional, 50.2 de cada 100 kilogramos de trigo que se consume al año. Se compra al exterior 23.6 de cada 100 kilogramos de maíz que necesitamos y también se importa 75 de cada 100 kilogramos de arroz que se consume al año.
Lo anterior son datos contundentes contenidos en un estudio de la Unidad de Tendencias Globales del Grupo Financiero Español BBVA BANCOMER que ratifica que la producción de alimentos en México esta estancada desde los años 70 del siglo pasado.
Otro dato por demás preocupante que arroja dicho estudio es que en un país como México, con 105 millones de habitantes, 76 % de ellos viven en ciudades, es decir, no producen alimentos.


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